En un dorado atardecer, al oeste,
la primavera, de lirios y girasoles,
cabalga hacia su propia muerte.
La antigua casa blanca,
bajo un cielo como lluvia de luciérnagas
está ardiendo en este atardecer.
Y de noche bajo los blancos fogones
disfruto de tu piel con sabor
a chocolate y miel.
En el atardecer eterno deseo
estar contigo,
pero siento miedo
es por si te arrepientes
y me abandonas;
y ya soy vieja
ya soy pobre.