Atropellados,

en las cunetas.

 

Acariciados

se pasean entre

las patas de las mesas

de las sillas

de los bajos de una cama,

de mi cama.

 

Olvidados.

 

Los olvidados hacen manada

en la ladera rocosa de una montaña,

mi montaña.

 

Apartados a golpes

a hostias

a bastonazos.

 

De las ventanas

de los callejones

de las antiguas prisiones.

 

Marginados.

 

Arropados por niñas:

       

       olvidadas

              testarudas

                      aventureras 

                             apasionadas

                  

 

Se arriesgan valientes

por las ondulantes carreteras.

 

Parece el comienzo de una Road Mo vie.

 

Y les llega la muerte,

pero han vivido valientes.

 

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